2 de noviembre de 2019

De abrazos ausentes y negados....

Estoy teniendo días de esos donde es difícil encontrar el sentido y la motivación. Siento falta de amor, incertidumbre…y los sueños que anhelo parecen perseguirme como oscuras sombras. “Esto no es lo que querías”, “Estás lejos aún”, “¿Cómo vas a alcanzarnos así?”, me susurran al oído cuando me distraigo. Y otras veces me gritan tanto que no puedo pensar en otra cosa. Y me vuelvo un ser negativo que poco me agrada. Recuerdo que cuando era chica sufría mucho. Siempre estaba triste y sola, convencida que nadie me iba a querer, porque así me criaron. Lejos de mi está la idea de que la infancia es siempre feliz. De hecho, he intentado hacer cosas extremas sobre las que todavía no puedo escribir, ni comprender, ni perdonarme. Me dio pena no ver crecer a mi sobrino, y seguí. Pero hice un pacto. Hice un pacto esa vez... Me prometí que cuando creciera iba a hacerme feliz, iba a intentarlo todo para serlo. Fue la promesa del futuro lo que me salvó de la muerte entonces. Ahora lloro y me duele no haberla cumplido todavía. Es que yo no sé qué es la felicidad. ¿Qué me haría feliz? ¿Cómo descubrirlo? Quiero ser amada y le huyo al amor, sintiendo que no lo merezco. Quiero hacer cosas grandes que mejoren el mundo, y a veces ni puedo levantarme de la cama. Qué es ser feliz, ¿acaso eso existe? O fue una promesa condenatoria, buscando la utopía efímera de una novela. Ya sé; la felicidad son momentos. Los he vivido, muy breves, y se fueron. Yo lo que busco es paz. Quiero estar conforme conmigo y con lo que hago. Y muchas veces no puedo. Estudié algo que detesto. Los trabajos que consigo me llenan de angustia. ¿9 horas haciendo algo que no sirve para nada? Y lo que me interesa, la cuestión ambiental, no sé cómo desarrollarla. Fantaseo en cómo se sentiría despertarse y saber que soy una pieza importante para alguien o para algo. Fantaseo con que alguien vea mi esfuerzo, y me ofrezca la oportunidad que quiero. Fantaseo con que el amor insista, y se quede. Fantaseo y despierto, de vuelta en una neblina que no me deja ver si es de día o de noche. Me digo cosas para tener fe, bajar las pretensiones, disfrutar aunque sea tomar unos mates, pensar que no todo es tan malo…A veces funciona, pero otras realmente me angustio y creo que la única salida sería alejarme de todo, viajar, irme lejos -como si así pudiera escaparme de mí-. ¿Será que un día voy a encontrar la clave para fluir? Mirarme en el pasado y decirme: Uff, qué tiempo desperdiciado en vano, ¡era tan fácil todo!. O, peor, seguir envejeciendo en cuerpo hasta que ya sea muy tarde para soñar grandes proezas. A veces sólo quiero un abrazo, que sea tan largo que arranque la soledad del corazón de esa niña que fui, que soy, y que espera ser querida.