23 de noviembre de 2014

Nunca te perdí...porque nunca te tuve

Quisiera acariciarte el alma...como ese violín que suena de fondo...Me da miedo que no lo puedas sentir nunca. Cada palabra, sale de mí como una caricia... Pero vos siempre tan distante.Yo te miro, y parece que ya no te importa. Que la barrera que creaste ganó entre nosotros. Supongo que eso era lo que querías. Que yo acepte el no. Pero no puedo aceptarlo si no lo entiendo, aunque me aleje. No quiero creer que sólo estuviste mintiendo. Que realmente fue un juego... La luna está a medias, con una estrella que la vigila. Y yo estoy viajando en el lugar que te sentabas cuando me querías. Tengo un nudo en la garganta, ni siquiera puedo suspirar. Pensarás que soy puro drama. Hasta te vas a enojar porque sufro. Si hoy hace un año que hablamos y no te acordás... Pronto va a amanecer. Y no va a cambiar nada. Porque vos no vas a estar. Y a vos no te importa. Pero yo no sé cómo dejar de sentir...Y ni sé dónde estás, ni con quién, ni voy a saberlo ya... Los amores sólo pasan en las películas. Y a veces te imagino riendo, contando las estupideces que te dije, y que ni quisiste responder. Entonces te odio y tu culpo por todo. Por mi dolor. Por mi vergüenza . Otras veces presiento que sufrís como yo... Está aclarando y el cielo deja ver una nube negra entre el azul, que se extiende con forma de raíz. La gente ríe alrededor, se abraza y habla. Y yo pienso en tu mirada. Trato de rememorar lo más profundo...tratando de descifrar qué sentías...qué sentías...

27 de julio de 2014

Cosas pendientes...

La plaza, el sol. Ver tus ojos...
Una luna, tal vez. Ese secreto...
Bajo la lluvia. Tu beso...
El viento. Tus manos...
Una esquina, verme llegar...
Aquel bar, ese banco. Tu sueño...
Los árboles, las hojas. Tu risa...
El tren, sólo mirarte...
El río, poder abrazarte...
En la oscuridad, dormirme.
Ya no sentir frío.
Despertarte.

6 de febrero de 2014

Cartas que nunca te dí...

Bueno, esta vez voy a titular a este papel como "la carta de la carta", a modo introductorio, o de disculpa. Hay muchos motivos que te llevan a escribir una carta, pero sólo uno es tan fuerte como para no entregarla. Digo esto y se me viene la imagen de estar parada en un abismo; yo del lado del pantano, y abajo todo el paraíso, desconocido, inmenso, hermoso... Hice un intento, tardío y desubicado, por hacerla llegar. Pero el destino - o la causalidad -, no quiso que pase. Después de ese intento forzado, dudo cada vez más que vayas a leer esto. Menos lo otro. Pero nunca se sabe, y quizás la vida nos sorprenda. El hecho es que tengo un papel dentro de un sobre violeta, que dice tu nombre (una de las pocas cosas que se...). Y calla letras, que a veces me gritan en silencio, aunque ya ni recuerdo que dicen...Ni las pienso leer, porque ya son tuyas. Y no puedo abrir cartas ajenas. Menos si tienen el sobre cerrado. Já. El motivo principal por el que casi fuerzo que la leas es porque el último recuerdo que tengo con vos es que me esquivaste -vilmente, deberías admitir- en el colectivo. Ya sé, yo también hice como que no te vi -conteniendo un suspiro...es la parte que no sabés - Y eso me da un absoluto parámetro de que no me vas a volver a hablar. Y no te culpo; está bien - aunque yo no podría esquivarte si en mí estuviese la opción-. Por todo esto, menos me sirve tener una carta ajena, de alguien que no me quiere hablar. Y a veces la tortura de seguir siendo la responsable de lo que "no" digo me asfixia. En fin, la idea era responder y pasarte la pelota de cerrar la historia. Hoy podría firmar que estoy segura que no nos vamos a volver a cruzar. Y si lo hacemos, mi mente me va a pedir un motivo para seguir. Mientras el corazón se esconderá con pánico detrás de la capa hecha de miedo y excusas que tanto lo proteje. Ahora tengo dos cartas para quemar. Las escribí como desahogo, en un cielo gris y lluvioso como es hoy, mientras imagino que algún día me vas a perdonar.