23 de noviembre de 2013

Matar para vivir...

Es difícil entender a este tipo de personas. Como yo. Personas que por un momento, que pasa a ser un eterno recuerdo, pueden dejar pasar sus vidas. Y sin lamentarlo, porque no hay otra salida. Una persona que busca el amor, el posta, el real, el eterno, el invencible. Una persona que cree, o quiere creer, en los sentimientos, en el corazón, en la magia. De vez en cuando encontramos esa luz que resplandece a través de una mirada, y nos sentimos en un muelle, llegando a la orilla, donde sentimos que se podrá contemplar la inmensidad del mar, su aroma, su sonido, sin que las olas nos ahoguen. Hay un resplandor que nadie más ve, parece, sólo nuestro corazón. Todo cierra, o se calla. Ese instante es eterno, si es que hay algo eterno, y real. Nos devuelve la vida en un momento, y de repente, se va el peso de nuestra soledad. Entonces somos invencibles, pacientes, expectantes…La luz brilla todo el tiempo, y no es del Sol ni de la Luna, sino la nuestra propia. La mayoría de las veces, la ilusión se termina, o se desvanece con los días, meses, años…Ya no podemos asegurar si fue cierto, o fue un sueño, un trance, una confusión. Abrazados a ese recuerdo, seguimos…Sin esperar nada más, ya convencidos que la vida nos juega trucos cuyo mensaje no llegamos a entender. Qué necesito aprender de esto? Tendrá alguna enseñanza? Es para recordarme que debo despertar? Entonces de vuelta levantamos muros, paredes, glaciares, kilómetros. Todo lo que sirva para proteger a nuestra pobre alma, herida, desolada, despechada, hasta que eso de tanto miedo que nadie más se atreva a mirar dentro, o asomarse. Tanto amor es peligroso…para nosotros. El tiempo pasa, y juntamos fuerzas para respirar, pensando que mañana va a doler menos, pensando que no se puede cambiar. La felicidad es tranquilidad, nos convencemos. Entonces seré feliz por siempre. Y sin esperarlo, quererlo, pero sí desearlo, entre la multitud y las caras grises, alguien parece espiar entre el muro. Querés esquivarlo. Ahuyentarlo. Lo que está escondido acá no puede volver a aparecer. Pero el corazón se siente observado, y despierta de su letargo. Al fin y al cabo, sólo tiene una vida como oportunidad. Quiere correr, sentir, ser abrazado. No tiene memoria, no le interesa perder ni escuchar tus discursos sobre abismos y cráters. Quiere salir y respirar el aire del mundo, ver esos paisajes para los que nació. Quiere unirse con otras almas… Pero la mente juró protegerlo…prefiere que duerma a volverlo a ver morir… Pero en esa lucha hay un terrible secreto…El que gana tiene que matar al otro…