11 de abril de 2016

No crezcas, es una trampa ~ dedicado a todos esos niños que ahogamos dentro.

Deseo que nunca madures. Que conserves siempre esa inocencia de pensar que todo el mundo es amigable. Que podés hacer lo que sea, y lo peor que te puede pasar es tener un raspón. Que sanará algún día.
Que te sorprendas por todo cada día, y no lo disimules. Por esa nube con cara de perro. Por ese pájaro que canta tan raro. Por esa estatua que cuando pasás te mira.
Que no te enoje si llueve y te mojás el pie, porque la sensación de saltar ese charco de agua vale un resfrío. Aunque no lo sepas. Que no te avergüence nunca preguntar qué son las estrellas. Porque nadie lo sabe, en realidad. Ni llorar si tenés ganas, sin importar quién esté cerca, ni dónde, si el motivo para vos es importante.
Que no te frenes si querés limpiarte el beso de alguien que te desagrada, o no responder si no tenés nada que decir. Como tampoco si tenés ganas de abrazar a alguien que extrañabas.
Que la plata importante la uses para comprar caramelos, o esas figuritas que tanto deseás de ese programa que seguís como una religión. Que los berrinches se te pasen rápido si alguien te hace cosquillas.
Que perdones a tus amigos aunque te hayan empujado mientras corrían.
Que el mejor lugar del mundo para estar sea tu casa - donde tenés un escondite secreto, que ningún adulto conoce.
Que la cura para todas tus enfermedades sea la caricia de tu mamá - y que te dejen faltar a la escuela, claro.
Ojalá que nunca crezcas y pierdas de vista lo importante; sentirte pequeño en un mundo de gigantes, y descubrir que algunos saben jugar.
(27/1/2015; M)